DEFECTACIÓN TÉCNICA
Tomado del proyecto de restauración de los vitrales presentado por Vidrieras Barrios en 2004.
Con excepción del vitral de Jesucristo Salvador del Mundo colocado en el centro de la pared posterior
del coro que se conserva en general bien, todos los demás vitrales están dañados o lesionados en mayor
o menor medida a causa de los huracanes, la humedad, los insectos y los golpes de impactos ocasionados
posiblemente en su mayoría por los esfuerzos al cerrar la ventanas pivoteadas cuando no cerraban bien
por hinchamiento de la madera (por la humedad) como se aprecian en los nueve vitrales.
Todos los marcos de las vidrieras rectangulares, han sido restaurados con madera dura,
proveniente de las vigas de madera del siglo XIX desmontadas de las terrazas y
recuperadas sus secciones no lesionadas.
Es necesario reponer algunos vidrios transparentes y vidrios de colores así como volver a colocar
trozos desprendidos y que se conservan almacenados. Cada vidriera debe desmontarse y ser restaurada en su totalidad,
incluyendo el emplomado (en mal estado) y el enmasillado de los vidrios, la protección de los perfiles
y barreras metálicas y la reconstrucción de los bastidores de madera en mal estado.
No se pueden alterar los dibujos y colores así como los tipos de vidrios.
Las lucetas son las menos dañadas. Hay una luceta sin su centro y dos vitrales cuyas vidrieras
perdieron totalmente sus dibujos. Solo uno de estos vitrales conserva los dibujos de la luceta. Estos vitrales fue destruidos
por el ciclón del año de 1935. No hay evidencias fotográficas de estos dibujos perdidos.
En sentido general, el completamiento de los vitrales de los Apóstoles no debe ser muy complejo
debido a la uniformidad en los motivos de sus dibujos. Las lucetas son todas semejantes, sólo cambia el color
y la letra inicial del Apóstol que le corresponde. Los elementos arquitectónicos dibujados a cada lado del
vitral son todos iguales. La presentación abajo y en el centro del nombre de cada Apóstol es igual,
sólo cambia el nombre. El punto de fuga está colocado en la misma posición. Todas las figuras están sentadas,
descalzas y con el mismo estilo en su vestimenta, sólo cambia el rostro, detalles en su posición,
colores y los atributos de cada Apóstol. El fondo es el mismo, sólo cambian los colores en
la parte inferior sobre la tela.
Patologías
En una estructura arquitectónica tan delicada como la vidriera, algunos de los deterioros, están directamente relacionados
con los sufridos en la fábrica, cerrajerías, protecciones, etc.
La instalación de los paneles que componen estos vitrales consiste en masilla tradicional recibiendo los paneles directamente
a las carpinterías pivotantes sobre marcos de madera lo que ha causado importantes deterioros mecánicos y vienen agravando
las degradaciones naturales y accidentales que las vidrieras ha sufrido durante años.
La progresiva pérdida de la estabilidad física de los paneles y
algunas importantes mutilaciones que presentan estas vidrieras,
están causadas por el sistema de ventilación y la degradación de los
elementos de cierre.
La instalación y protección original es muy buena y admirablemente
avanzada para la época, pero los fenómenos atmosféricos de gran
violencia
que periódicamente azotan la geografía cubana han ocasionado graves
daños, cuando los elementos de cierre comenzaron a degradarse.
Aun así estas vidrieras se encuentran defendidas con vidrio adosado por
la cara externa (algo poco habitual entonces en España),
lo que las ha librado de la acción de algunos agentes degradantes que
hubieran influido en su conservación.
Pero hoy se conocen los efectos del deterioro químico y biótico que se
forma en vidrieras con cámara sin ventilación.
El plomo se encuentra en mal estado con un importante debilitamiento
de sus labios como consecuencia de la corrosión.
También se encuentra fisurado junto a las soldaduras y en la propia
estructura del plomo.
Existen paneles deteriorados en los cuales se producen graves
pandeamientos que han ocasionado roturas en los vidrios más frágiles.
La pérdida parcial de las masillas que reciben las vidrieras produce
riesgos para la conservación de algunos paneles.
La suciedad acumulada sobre las caras interna y externa empobrece la
luminosidad y el color de los vidrios; su naturaleza está bien
diferenciada.
La condensación que se forma en la superficie interna, causada por la
diferencia de temperatura interior - exterior,
hace que se vayan adhiriendo a través de los años el polvo, el humo y la
suciedad. En la superficie exterior se aprecian manchas de óxido
de hierro sobre el vidrio de protección, que en zonas puntuales son tan
abundantes que modifican el color de la vidriera.
Estos sedimentos que provienen de las estructuras metálicas se mezclan
con productos de corrosión del vidrio y de arrastre de diversa
procedencia,
formando costras de suciedad sobre la protección.
El biodeterioro afecta de forma distinta a la cara interna y externa
del vitral. La cara interna suele ser más susceptible de biodeterioro,
ya que estos procesos se derivan de las condiciones ambientales del
edificio: ventilación escasa, alta humedad relativa del aire,
filtraciones de los muros, etc. Los agentes bióticos son particularmente
peligrosos en el vidrio pintado,
especialmente cuando existen determinados pigmentos y la presencia de
materia orgánica produce el desarrollo de
especies bióticas que crecen estimuladas por los fenómenos de
condensación.
Existe también un deterioro químico relacionado con el metabolismo de
los microorganismos los cuales producen componentes
que originan una alteración del PH del sustrato vítreo.
El desprendimiento de grisallas (pintura marrón o negra con la que el
vidriero dibuja sobre el vidrio) es un problema grave
poco común en vidrieras de esta edad. Sus causas principales son de
origen mecánico y químico. Por un lado los cambios bruscos
de temperatura provocan pequeños desprendimientos, debidos a la
diferencia de coeficiente de dilatación entre las grisallas
y el vidrio que las sirve de soporte. También pueden estar parcialmente
desprendidas como consecuencia de una cocción deficiente
o por la acción del biodeterioro. Pero cuando las capas de grisalla
sufren los efectos de la corrosión, el daño suele ser irreparable,
pues debido a su delgado espesor, se alteran rápidamente y se mezclan
con los productos de ataque de forma inseparable.
Los vidrios presentan una corrosión leve y generalizada en toda la
superficie, formando parte de la pátina natural de las vidrieras.
Pero en zonas de la Iglesia poco ventiladas pueden existir alteraciones
del vidrio en forma de pequeños cráteres.
La corrosión del vidrio está relacionada con la composición de este y
del microclima en el que se encuentra.
La presencia de agua es necesaria para la reacción del vidrio con los
compuestos de su entorno. En un medio normal se puede suponer que
siempre hay una cierta cantidad de agua en la superficie del vidrio.
Cuando esta capa de agua es lo suficientemente gruesa es capaz de
disolver gases ácidos procedentes de la atmósfera como dióxido
de azufre y óxido de nitrógeno principalmente. Los iones alcalinos y
alcalino terrosos del vidrio se desplazan hacia la superficie,
dando lugar a una gruesa capa de gel de sílice en la cual pueden
aparecer pequeñas descamaciones y picaduras.
Los iones intercambiados remanentes, se eliminan por arrastre, o bien
forman productos de corrosión como, por ejemplo,
yesos que dan lugar a una costra que provoca una disminución de la
transparencia.
Las grandes lagunas que presentan los ventanales dedicados a San Juan
Evangelista y a Santiago Apóstol, están ocasionadas
por fenómenos naturales y producen en el interior focos de luz
incontrolados que distorsionan la percepción del conjunto
arquitectónico.
Las pequeñas lagunas, formadas en su mayoría al desprenderse fragmentos
en piezas con múltiples roturas, empobrecen la imagen de las vidrieras.
Criterios generales de actuación
Las labores de restauración y conservación obedecerán al criterio de
intervención mínima, el empleo de procedimientos inocuos y reversibles,
el conocimiento del comportamiento físico y químico de los elementos
materiales a conservar, las causas potenciales de su deterioro y
el respeto a cuantas restauraciones sean consustanciales a la propia
historia de la vidriera.
Una vez enumerados y analizados los problemas y alteraciones sufridos
por estas vidrieras, se plantean unos criterios generales para proceder
a su conservación. Se tendrá en cuenta que el fin de la restauración
persigue mejorar el estado de los elementos constructivos,
(elementos de fijación, plomo y vidrio) y la eliminación de los agentes
deteriorantes.
La protección de las vidrieras, después de restauradas, es
imprescindible con el fin de prolongar la vida de las mismas,
aislándolas de los fenómenos que causan su degradación.
Levantamiento y posterior instalación de las vidrieras y sus protecciones
Las operaciones necesarias para la extracción de los paneles se
efectuarán simultáneamente por el interior y el exterior de las
vidrieras
con el fin de asegurar un desmontaje en el que no se produzcan nuevos
deterioros.
Es probable que sea necesario, por esto, andamiar los ventanales para
dar acceso a las vidrieras por ambas caras.
De igual forma se realizarán los trabajos de protección e instalación.
Es imprescindible que durante el tiempo que las vidrieras permanezcan
en el taller de restauración se efectúen las oportunas labores de
limpieza y consolidación de las carpinterías ya que una posterior
intervención de éstas, podría ocasionar graves lesiones a las vidrieras.
Dado que el tiempo necesario para el traslado al taller y restauración y
su posterior instalación durará 8 meses,
será necesario cerrar provisionalmente los ventanales de la Iglesia.
Limpieza
Es necesario eliminar la suciedad y productos de corrosión adheridos por las caras interior y exterior para mejorar
la luminosidad y transparencia de los vidrios. Estos trabajos se realizarán después de hacer un análisis del estado de
los vidrios así como de sus pinturas. Después se estudiará el método adecuado a cada problema; en ningún paso esta
limpieza puede poner en peligro la integridad de los vidrios o de sus tratamientos originales.
Hay que distinguir entre elementos perturbadores y la pátina que las vidrieras han adquirido con el paso del tiempo,
ya que una restauración mal efectuada puede dar al traste con los matices que el tiempo ha marcado en los vidrios.
Lagunas
La reintegración de lagunas se efectuará empleando materiales de calidad y las técnicas tradicionales:
vidrios de color soplado a boca, pintados con grisallas y amarillo de plata, cocidos al fuego y emplomados.
Reversibilidad de los métodos y productos a emplear
Durante las distintas fases de la restauración no se emplearán técnicas ni productos que puedan desembocar
en resultados o reacciones desconocidos; por tanto será preciso tener presente que los métodos de limpieza,
consolidación, etc., no causen nuevos desequilibrios en los materiales. En todo caso, y siempre procurando
que la reversibilidad se convierta en norma, no se dará por hecho que nuestra técnica de intervención haya
de ser la última y definitiva. En función de una mejora momentánea, no es lícito sacrificar la salud y
durabilidad de la vidriera, y se dejará abierta la posibilidad de posteriores intervenciones.
Conservación
La finalidad de la conservación es prolongar la vida de las vidrieras y para ello es necesario aislarlas
de los fenómenos causantes de su deterioro.
El objetivo es conseguir que la vidriera siga funcionando dentro del conjunto arquitectónico sin que la afecten
los agentes degradantes del exterior (lluvia, viento, etc.,.) y, hacerlo, implica dotarla de una protección adecuada.
Pero también debe ser aislada de los agentes que actúan desde el interior (microorganismos y condensación) proporcionando
una abundante ventilación desde el interior a la cámara formada.
Toda restauración de vidrieras históricas va precedida de un examen de los materiales constructivos y
de las alteraciones sufridas, para poder determinar un protocolo de actuación y de conservación, basado
en los puntos siguientes: constatación del estado de conservación, examen in situ de las vidrieras,
levantamiento de los paneles, limpieza, consolidación, preservación de las grisallas, instalación y
medidas de conservación preventiva. La finalidad de estas operaciones es, ante todo, lograr la supervivencia de la obra de arte.
La medida de conservación más eficaz para los vitrales monumentales, siguiendo la opinión internacional autorizada,
es la colocación de vidrios de protección (según la Directiva de 1987 del Comité Técnico del Corpus Vitrearum).
Las medidas de restauración y de conservación son pues inseparables de la instalación de estos vidrios de protección exterior.
La conservación de una obra de arte sólo tiene sentido si se acompaña de un control permanente de ésta.
En el caso de las vidrieras supone una inspección regular de los mecanismos de conservación.
Tomado de partes del proyecto: "Intervención en las vidrieras de la
Catedral. Proyecto de Restauración y Conservación", elaborado por
Vidrieras Barrio en Septiembre del 2004
Conclusiones
El estado de conservación de las vidrieras es muy precario dando
numerosas muestras de las alteraciones que padecen y
que en gran medida están relacionadas con las sufridas por los elementos
de sujeción, e influyen directamente
en la estabilidad física de los paneles. Las lagunas son un síntoma
claro de esta inestabilidad y constituyen puntos de debilidad
de las vidrieras y, como cada panel está construido a base de piezas de
vidrio engastadas en la red de plomo,
al faltar alguna de ellas se genera una progresión de los procesos
degradantes.
Es el sueño de todos los fieles, como la de los hijos de esta linda ciudad e incluso de aquellos
que dicen que son los vitrales más lindos de Cuba, ver restaurada esta bella obra de quienes nos
legaron nuestra Catedral.
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