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ESTRUCTURA CONSTRUCTIVA

Cada vitral está compuesto por una vidriera rectangular de 1.50 m. de ancho por 2.04 m. de alto, que puede permanecer fija o girar sobre un pivote horizontal colocado en su centro para permitir la ventilación natural. Su interior está conformado por una retícula de perfiles T fijados a un bastidor de madera; el conjunto se une al marco de madera de 650 mm. de ancho por 1.30 mm. de profundidad. Sobre esta vidriera se encuentra colocada una luceta o vidriera fija de forma semicircular de 1.73 m. de ancho por 0.952 m. de alto conformados también por perfiles T, uno semicircular y dos radiales fijados a un bastidor de madera que constituye su marco.

Todas las vidrieras están compuestas por dos tableros de vidrio, uno exterior, liso y transparente de 3 mm. de espesor unido a uno interior, liso y de diferentes colores de acuerdo al dibujo, con un espesor de 2 mm. y montados en láminas de plomo. Este vidrio es pintado en las áreas que representan sombras, contornos o texturas. Ambos tableros de vidrio están sostenidos por perfiles metálicos T de 30 mm. de ancho y barras metálicas de 7 mm. de diámetro entre los perfiles y sobre el vidrio coloreado que conforma el vitral. Tanto los perfiles como las barras están fijados a los bastidores de madera de la vidriera. Todas las uniones con el vidrio son enmasilladas.

Estructura formal

El tratamiento arquitectónico de los vitrales con sus molduras en las impostas y archivoltas de sus arcos forman una unidad con el mismo tratamiento dado en el exterior a las puertas principales y a las ventanas de la torres y deberá coincidir con el tratamiento que tendrán los arcos interiores colocados debajo de los vitrales en la nave central de acuerdo a su proyecto original que será recuperado y restablecido.

Por su diseño interior, pueden considerarse los vitrales de valor artístico debido fundamentalmente al uso dado a la perspectiva en sus dibujos, a su ilusionismo, a la utilización del color con sus contrastes bien utilizados y efectos de luz y sombra y al uso de la escala en el dibujo donde las dimensiones menores pueden ser apreciadas sin dificultad desde abajo, considerando el ángulo visual de percepción del detalle (0° 1`) que equivale al campo de lectura.

En cada vidriera rectangular se ha utilizado la perspectiva central o de simple escorzo, desarrollada y utilizada en el renacimiento con el propósito de dirigir la atención hacia el centro del cuadro y destacar lo más importante dentro del conjunto, en este caso particular, la figura de los Apóstoles y en específico sus rostros. Este tipo de perspectiva correspondía a un canon de belleza regido por la simetría, las proporciones y la razón constructiva de la verdadera armonía. El cuadro se convertía en un objeto importante en una ventana abierta y los frescos se llegaban a enmarcar, tal como se aprecia en los vitrales, en elementos arquitectónicos pintados (columnas, capiteles, dinteles, cornisas, etc.) y sus figuras de dibujaban con realismo, imitando la naturaleza pero colocadas según una razón.

Si se observan los elementos arquitectónicos dibujados a cada lado del vitral se apreciará su frontalidad, natural en la perspectiva central, pero es necesario tener en cuenta los lados en escorzos y seguir sus aristas. Al igual que las aristas del piso que fugan y se encuentran en el centro bajo el rostro de cada Apóstol.

En el contexto espacial mirando desde abajo a los vitrales se percibe una especie de perspectiva ilusionista hacia el observador (propio del barroco italiano e introducido en Francia por Mazarino) aunque no trabajada en las paredes resulta interesante su resultado en los vitrales.

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