EL RELOJ DE LA CATEDRAL
Muchas personas a través de varias generaciones de cienfuegueros habrán subido o soñado subir las
escaleras que conducen a la torre de la Iglesia Madre, para contemplar la majestuosa belleza de un reloj
enigmático para muchos que no lo han podido contemplar de cerca, curioso para otros, auténtico y
vivo, responsable absoluto de los minutos y las horas al ritmo de las campanadas.
El histórico reloj que activa a las campanas, fue fabricado en París por un relojero mecánico de apellido
Collin y a su vez, fue una donación que realizaran los hermanos Juan y Andrés Avilés, que tenían su residencia en la
Calle San Fernando y asistían a la Catedral en esa época.
El reloj, es una excelente muestra de las
maquinarias parisinas de entonces. Fue fabricado por Collin, sucesor de
Wagner, en el 118 de la calle Montmartre de París. Su coste ascendió a
unos 900 duros. Comenzó a funcionar el 30 de
abril de 1874. Posee cuatro esferas que en la colonia se iluminaban con
lámparas interiores de gas con
el objetivo de resaltar la edificación y que esta fuera visible desde
cualquier punto de la ciudad. Es
importante destacar que este dispositivo totalmente mecánico, además de
medir el tiempo con una
perfecta regularidad, “tenía combinaciones muy ingeniosas, por medio de
las cuales, podía señalar con
golpes de luz la marcha del tiempo cada 20 segundos.”
Raúl Ugarriza. Fragmentos del artículo “El reloj de la Catedral”, publicado en
la Revista Fides. Edición especial 1997.
Restauración del reloj en el año 2005
A finales del siglo XX, casi todos los componentes de este dispositivo se encontraban dañados, existían
desajustes en las manecillas, los cables se habían fragmentado y por esta razón daba las horas trocadas.
En el año 2005, se llevó a cabo una restauración del mismo, que fue ejecutada por un tornero de
profesión llamado Noel Vera Colina.
En esta ocasión se le practicó un mantenimiento general, se
engrasaron sus accesorios y piezas y quedó nuevamente funcionando el 26 de noviembre del 2005. En
este acontecimiento estuvieron presentes el Padre Juan Francisco Vega y Mons. Emilio Aranguren
Echeverría.
Desde esta fecha, el administrador de la Catedral, Jesús González Aragón, emplea alrededor de quince
minutos de su tiempo cada dos días para darle cuerda y así garantizar la precisión que este requiere para
dar la hora exacta.
Significado
El reloj de la Catedral tiene un significado muy especial para la comunidad católica y para la vida
citadina de nuestros días, tal es así que si deja de sonar, los pobladores comienzan a preguntar qué ha
ocurrido. Es como si marcara el paso de Dios y los hombres.
Las campanas
Dos campanas anexas
replican cada un cuarto de hora y una mayor indica los horarios con un sonido más fuerte y diferente al
oído del transeúnte. Son siete en total y no todas se ven desde la calle, las cuatro inferiores sí son
visibles y se utilizan para dar los avisos especiales. Curioso resulta saber que las campanas que se
encuentran ajustadas al reloj, se nombran Andrea, María del Carmen y Matilde.
Un sonido es un llamado. Cada cuarto de hora es un adelanto a la vida terrenal de cada uno de los
ciudadanos. La fe es también expresión de una campanada que da la hora, en muchas ocasiones el
primer llamado de un discípulo.
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