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TIPOLOGÍA Y ESPACIALIDAD

La Ilustración y el Neoclasicismo

Al siglo XVIII se le conoce como el Siglo de las Luces, en el que se imponen la filosofía racionalista, el sistema cultural de la Ilustración y el Neoclasicismo (a partir de la segunda mitad del siglo). Se abandona el gusto rococó y surgen nuevas disciplinas como la Arqueología y la Estética. El Neoclasicismo se hace académico y toma como referencia el mundo clásico greco-romano, lo redescubre y lo utiliza por razones de contenido ideológico (virtudes cívicas, republicanas, democráticas), por razones estéticas (asociadas a los códigos de belleza ya probados por los clásicos), o por razones de moda o costumbre (como un estilo más).

La Ilustración constituyó la primera corriente cultural que abarcó todo el orbe. En Cuba entró a inicios del siglo XIX cuyo promotor por excelencia fue el obispo Espada (1800-1832) “a quien se le debe la introducción irreversible en Cuba del pensamiento ilustrado y su concepción de las artes útiles" (Eusebio Leal Spengler).

La arquitectura del siglo XIX fue “esencialmente neoclásica” (J. Weiss). Se promovieron las bellas artes por los Reales Decretos (1817-1819) aplicados por el Intendente Alejandro Ramírez con la cooperación en lo cultural del ilustrado obispo Espada. Estos Decretos favorecieron también la colonización de españoles y extranjeros y el libre comercio, que permitieron el auge económico, nuevas fundaciones poblacionales, nuevas edificaciones y urbanizaciones y el auge de un sector criollo enriquecido e ilustrado unido por supuesto al autoritario poder colonial. En este contexto es en que se concibe la parroquia de “La Purísima Concepción”

Análisis de la arquitectura del templo en base a su tipología

Para analizar su arquitectura se considerará si cumple los cánones del Neoclasicismo donde “se recupera la línea recta, se impone el rigor de la simetría, no se esconde la forma, se realza, se enfatizan los elementos arquitectónicos; lo sublime se impone a la gracia” (J.Weiss).

Se debe enfatizar que la palabra “tipología” se encuentra en la “teoría arquitectónica neoclásica de un período que objetivamente se ha propuesto restablecer y hacer revivir los tipos de los edificios antiguos” (G. L. Argan). El “Modelo” se copia, se imita exactamente. El “tipo” representa una idea general con posibilidad de variación dentro del esquema general del tipo, no tiene que corresponder con una función determinada. Las formas son tomadas en sus aspectos tipológicos. En el proyecto se puede apreciar la sencillez de la Iglesia exenta de ornamentos y de línea severa (como correspondía a la falta de maestros especializados, arquitectos e incluso de alumnos que pudieran calificar para su estudio según consta en las Actas Capitulares).

Su proyectista, Santiago Murray, fue un ingeniero en ferrocarriles joven pero talentoso, desconociéndose cómo se asesoró o qué experiencias trajo de su país (EUA). La construcción del templo proyectado por Murray es fuerte, con bóvedas complicadas sobre todo las de la nave central, que al cubrir un tramo rectangular, emplea arcos de tres diámetros distintos donde “solo uno de los tres puede ser semicircular: los otros necesariamente resultarán ya peraltados, ya rebajados…. Si el arco transversal o fajón que es el más visible es de forma semicircular como la iglesia, entonces el arco diagonal ha de resultar rebajado…”(N. Pevsner). Para este efecto los muros de las capillas trabajan como contrafuertes con unos arbotantes visibles sobre la terraza superior. Las capillas son cubiertas por bóvedas de cañón.

En general en el templo se aprecia la adecuación de elementos clásicos en su arquitectura, con una presencia dórico toscana en su interior con cornisamiento y friso con triglifos y metopas en el Presbiterio. La planta es simétrica al igual que la disposición de su carpintería, vitrales, pisos, etc. Los muros de ladrillo cocido, los pisos de mármol blanco importados de Italia, colocados “a cartabón” (en diagonal) con cenefas de losas negra de pizarra, puertas y ventanas con arcos de medio punto y pretiles de albañilería son típicos del Siglo XIX en Cuba.

“Mejor logrado, el interior, se compone de tres naves (la central para la asamblea y las laterales como deambulatorios) separadas por arcadas romanas con pilastras adosadas a los pilares, techos de bóvedas de aristas en tramos rectangulares en la nave central y cuadrados en los laterales y una decoración discreta” (J. Weiss). En realidad, la nave central se compone de crucerías (nervios moldurados que refuerzan y ornamentan la intersección de las bóvedas) por lo que para diferenciarla de las auténticas bóvedas de aristas de los laterales (formadas por la intersección de dos bóvedas de cañón) se ha considerado nombrarlas bóvedas de crucerías (con arcos rebajados) para diferenciarlos del Gótico con arcos peraltados.

La pintura de los vitrales tiene influencia del Renacimiento basada en la posición sentada de los Apóstoles en perspectiva frontal o de simple escorzo a la imagen de la Virgen con el Niño usada por Masaccio, Fray Angélico y otros artistas más con precedentes en el Prerrenacimiento como Giotto, Cimabue, etc. Se conoce su primera representación en un esmalte bizantino del siglo X que dio origen a su representación en el Románico.

Consideraciones espaciales

De acuerdo a Arsan, la Iglesia presenta una “arquitectura de composición” como representación del espacio a través de las mismas formas de la arquitectura (a diferencia de la arquitectura de determinación, sin formas arquitectónicas preestablecidas como el Barroco). El espacio es constante, con axialidad hacia el Presbiterio acentuado por el ábside cóncavo como en la Iglesia Cristiana Primitiva. La actitud hacia este espacio es contemplativa (no activa), el espacio es un dato revelado en este estilo.

Si se analizan las fachadas lo concebido posee tipos clásicos: columnas toscanas no exentas (adosadas) con capiteles dóricos y su correspondiente arquitrabe, friso con metopas y triglifos y frontones triangulares con su alero y goteron que forman dos pórticos a relieve colocados simétricamente. En el centro del pórtico adquiere dos niveles pero las columnas superiores terminan en un capitel jónico y un frontón semicircular discontinuo con una escultura de la Virgen a la manera renacentista. El conjunto nos indica que es la entrada a la nave central. Esta integración interior-exterior, que incluye las molduras de los arcos con sus impostas y archivoltas (a recuperar en el interior pues fueron eliminadas) nos reafirma su lectura neoclásica. Los elementos asimétricos son accidentales (no diseñados). El cuerpo superior izquierdo fue adicionado posteriormente y la torre pequeña resulta una incorporación de algo existente por motivos no proyectuales. El nuevo templo (1869) mantuvo una continuidad formal con la fachada anterior (1853)… fue fiel a su propia tipología.

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